Utilización de cardiocompresores automáticos durante la reanimación cardiopulmonar extrahospitalaria. Revisión bibliográfica

Abstract

[ES] La Parada Cardiorespiratoria se constituye en un auténtico problema de salud pública causante de una alta tasa de morbimortalidad. Desde que en 1960 se describieran las primeras maniobras de resucitación cardiopulmonar a nuestros días, han sido innumerables y cuantiosos desde una perspectiva cientifico-técnica, los avances producidos al respecto. Hoy en día, las grandes organizaciones responsables de dictar las normas de reanimación abogan por unos criterios de calidad basados en la evidencia científica recopilada de los cuantiosos estudios realizados al respecto. En este sentido, ya desde 2010 la European Resuscitation Council, al igual que otras organizaciones, dentro de estos criterios de calidad, abogan por la utilización de cardiocompresores externos automáticos sin embargo, desaconsejan su uso rutinario. Es a partir de esta extraña controversia, cuando nos planteamos el objetivo de esta revisión, con el fin de identificar y definir cuáles eran los criterios que llevan a las organizaciones internaciones a recomendar el uso de cardiocompresores externos automáticos, como elementos de calidad en la reanimación, a la vez que desaconsejar su uso rutinario. Para ello se ha realizado una búsqueda en las principales bases de datos, de los estudios publicados durante los últimos 5 años, seleccionando una serie de estudios, que cumplieran los criterios establecidos por el autor. Del análisis de los mismos, se concluye que los dispositivos de cardiocompresión mecánica utilizados durante las maniobras de reanimación, aportan ventajas en comparación con el masaje cardíaco manual, como son mejoras en la profundidad y frecuencia de las compresiones, la posibilidad de mantener las compresiones durante el traslado en ambulancia y un cierto aumento en el porcentaje de pacientes que llegan con vida al hospital. Sin embargo, no existen mejoras, e incluso hay datos negativos al respecto en la perfusión cerebral y coronaria durante la reanimación además de no existir mejores datos en cuanto a tasa de supervivencia a los 30 días. Ante esta paradoja, si parece existir cierto consenso en que la utilización de estos dispositivos no se debe llevar a cabo sin una adecuada formación de los profesionales, previa a su utilización además de la necesidad de amplios y rigurosos estudios al respecto.

[EN] The cardiac arrest constitutes a real public health problem causing a high rate of morbidity and mortality. From the first cardiopulmonary resuscitation guidlines, described in 1960, to our days, they have been numerous and extensive from a scientific and technical perspective, the progress made in this regard. Today, the most important organizations responsible for resuscitation guidline advocate quality criteria based on scientific evidence gathered from studies performed substantial. In this regard, since 2010 the European Resuscitation Council, like other organizations within these quality criteria, advocate the use of mechanical chest compressors however, advise against routine use. It is from this strange controversy, when we set ourselves the objective of this review, in order to identify and define what were the criteria that lead to international organizations recommend the use of mechanical chest compressors, as elements of quality in resuscitation , while discourage their routine use. For it has performed a search in major databases, studies published over the last 5 years, selecting a series of studies that met the criteria established by the author. The analysis thereof, it is concluded that mechanical chest compressions used during resuscitation, provide advantages compared with hands heart massage, such as improvements in the depth and frequency of compressions, the possibility of maintaining compressions while the patient is in the ambulance and some increase in the percentage of patients who arrive alive at the hospital. However, there are no improvements, and there are even negative data about the brain and coronary perfusion during resuscitation besides the absence of better data regarding survival rate at 30 days. Faced with this paradox, if there seems to be some consensus that the use of these devices should not be carried out without adequate training of professionals, prior to their use in addition to the need for large and rigorous studies.